www.testimoniosba.com/2021/12/05/martin-fierro-y-el-moreno/
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Abundan las historias de los gauchos soldados que junto con el sable, la lanza o la tercerola, cargaban una guitarra en sus espaldas.
Cielitos patrióticos, coplas y payadas, dieron marco a la guerra de Independencia y a las luchas civiles que siguieron. El género alcanzó su máxima jerarquía y popularidad a fines del siglo XIX y principios del XX
Desde 1996 en nuestro país y en Uruguay, el 23 de julio se conmemora el Día del Payador.
En pleno siglo XXI existen payadores de ambos sexos que representan con talento aquella tradición e inclusive compiten de contrapunto con raperos que sin duda, son los juglares y payadores de nuestro tiempo.
una Argentina con bajo nivel de alfabetización, más acentuado en la campaña; de donde paradójicamente llegaba la demanda de más ejemplares del novedoso librito
No faltó la lista de pulperos que junto a yerba, azúcar y ginebra, pedían a sus proveedores algunos ejemplares del Martín Fierro
La Vuelta de Martín Fierro vio la luz en 1879.
A partir de allí, se lo comenzó a editar como una obra única. Entre ambas publicaciones al autor le sucedió de todo. Fue un proscripto cuya cabeza tenía precio durante el gobierno de Sarmiento, por sus ideas federales y porque (sin pruebas claras) lo vincularon a la ejecución de Justo José de Urquiza.
Hernández en 1879 ya estaba “blanqueado” frente a los poderes de turno y fue diputado por el Partido Autonomista, que aliado al roquismo, confluirá en el Partido Autonomista Nacional (PAN) conducido por Julio Argentino Roca.
En La Vuelta de Martín Fierro la narración alcanza un gran vuelo poético y reflexivo. Los consejos a los hijos son un ejemplo y otros, como contracara de la ética gaucha que pese a sus desgracias y contradicciones exalta Martín Fierro, surgen los consejos del Viejo Vizcacha; modelo de oportunismo y supervivencia a cualquier precio.
En aquel encuentro presuntamente casual de Fierro con sus hijos y con el hijo de su amigo el Sargento Cruz y en un marco de alegría, aparece El Moreno
Este es el nudo de la historia que años más tarde, a Fierro le estallará en la cara delante de sus hijos. La historia está cruzada de desgracias y fatalidades, para todos los actores.
En el canto 29 (ya en La Vuelta de Martín Fierro) en ese encuentro festivo entre seres queridos
Y entonces El Moreno en un gesto de estudiado descuido y como quien no quiere la cosa, pulsó el instrumento y dirigió su mirada al hombre sentado con los muchachos.
La concurrencia se acomodó guardando un respetuoso silencio, viéndose venir una payada interesante, de las que eran frecuentes en nuestras pulperías de campaña y de las ciudades.
el cantor describe su vida desgraciada.
Como lo hizo Fierro, El Moreno describe una pobre vida que no es distinta a la de Fierro y a la de tantos argentinos en un tiempo y una época, en que “El ser gaucho es un delito”. En el desarrollo de su historia, El Moreno incursiona en interrogantes filosóficos con una elegante poética, que darán a esta parte de la obra una calidad literaria asombrosa.
En la queja sobre los prejuicios racistas a los que Fierro no es ajeno, El Moreno dice:
Entonces comienza el contrapunto en que los protagonistas hacen alarde de sabiduría y talento poético. Entre pregunta y respuesta, Fierro en una especie de mea culpa sobre el agravio al moreno que mató años antes, dice: “Dios hizo al blanco y al negro / sin declararlos mejores” (verso 4085). Así se desenvuelve la payada, planteando interrogantes con reflexiones que exceden largamente el marco costumbrista. Así El Moreno se va acercando al nudo de su canto:
En el Canto 31 intervienen los presentes para evitar otra tragedia. Martín Fierro y los muchachos se retiran. Una vez más Fierro burló al destino y a la muerte, que lo seguía de cerca.
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